La siguiente historia está basada en hechos reales.
"Tengo un secreto; a veces voy a caminar por un parque. Los días que más me gustan son los fríos, de lluvia. Al comienzo fue por curiosidad pero hoy en día se volvió una necesidad, la más importante en mi vida. Aprendí a disfrutar la soledad de esos paseos, su silencio. Por horas deambulaba entre sus árboles, esperando algo. Nunca hablo con nadie, sólo observo.
Un día atrajo mi atención uno de los lugares más ocultos, adonde no viene nadie, me gustaba esa sensación. Me sentaba a mirar cómo se desprendían las hojas de los árboles, lentamente, sin prisa, a escuchar el viento y el ruido del agua al caer, a sentir el olor de la tierra mojada; nada me interesaba más que eso. Tras un tiempo decidí entrar en aquel recinto. Se hacía evidente que nadie había abierto la reja ni bajado esas escaleras de piedra nunca, como si algo me avisara de que debía permanecer así, escondido y tranquilo para siempre.
Al principio sólo sentía una sensación de miedo y gran tristeza pero algo me hacía ir una y otra vez. Me inquietaba perturbar esa paz, temía que alguien llegara, pero aquí nunca hay nadie. Pronto los paseos por aquel paraje finalizaron, ya sólo me dirigía a ese perdido lugar, directamente, día tras día, año tras año.
Hoy en día no soy yo misma, algo me pasa allí adentro, no estoy segura si pierdo la conciencia o me duermo por horas, pero tengo sueños lúgubres que no sé explicar, es real y cada vez peor. Escucho voces que provienen de mi interior, que me ruegan desesperadas y quieren salir de allí; ya no son los susurros de antes, cada vez me gritan con más fuerza, pienso que tarde o temprano lograrán liberarse de ese sitio, conmigo, dentro de mí. Creo que hablo con los muertos de este mausoleo".
El tragaluz / Cementerio General, Santiago de Chile.
Edición de 10 | Víctor Santamaría.